lunes, 25 de marzo de 2013

Nosotros decimos REVOLUCIÓN.


BEATRIZ PRECIADO, filósofa, directora del Programa de Estudios independientes, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba)

Parece que los gurúes de la vieja Europa colonial se obstinan últimamente en querer explicar a los activistas de los movimientos Occupy, Indignados, handi-trans-pedegouine-intersex y post pornos que no podemos hacer la revolución porque no tenemos una ideología. Dicen “una ideología” como mi madre decía “un marido”. Ciertamente, nosotros no tenemos necesidad de una ideología, ni de marido. Las nuevas feministas no tenemos necesidad de maridos porque no somos más mujeres. Como no tenemos necesidad de ideología, porque no somos más un pueblo. Ni comunismo, ni liberalismo. Ni  la abstención católica-musulmana-judía. Nosotros hablamos otra lengua. Ellos dicen representación. Nosotros decimos experimentación. Ellos dicen identidad. Nosotros decimos multitud. Ellos hablan de controlar los barrios. Nosotros decimos mestizar la ciudad. Ellos dicen deuda. Nosotros decimos cooperación sexual e interdependencia somática. Ellos dicen capital humano. Nosotros decimos alianza multiespecie. Ellos dicen carne de caballo en nuestros platos. Nosotros decimos montar en los caballos para escapar juntos del matadero mundial. Ellos dicen poder. Nosotros decimos potencia. Ellos dicen integración. Nosotros decimos códigos abiertos. Ellos dicen hombre-mujer, blanco-negro, humano-animal, homosexual-heterosexual, Israel-Palestina. Nosotros decimos que tu sabes bien que tu aparato de producción ya no camina más… ¿Cuántos Galileos serán necesarios esta vez para aprender a nombrar las cosas por nosotros mismos? Nos hacen la guerra  económica a golpe de machete digital neoliberal. Pero nosotros no vamos a llorar por  el fin del Estado-benefactor, porque el estado-benefactor era también el hospital siquiátrico, el centro de inserción de los discapacitados, la prisión, la escuela patriarcal-colonial-heterocentrada. Es tiempo de poner a Foucault en la dieta de los handi-queer y escribir la Muerte de la clínica. Es tiempo de invitar a Marx a un taller eco-sexual. Nosotros no queremos el estado disciplinario contra el mercado neoliberal. Ambos han alcanzado un acuerdo: en la nueva Europa el mercado es la única razón gubernamental, el estado deviene el brazo punitivo cuya única función será recrear la ficción de la identidad nacional para el terror de la seguridad. No queremos definirnos ni como trabajadores cognitivos, ni como consumidores fármaco pornográficos. No somos Facebook, ni Shell, ni Nestlé, ni Pfizer-Wyeth. No queremos producir franceses, menos aún europeos. No queremos producir. Somos la red viviente descentralizada. Rechazamos una ciudadanía definida por nuestra fuerza de producción o nuestra fuerza de reproducción. Queremos una ciudadanía total definida por compartir  las técnicas, los fluidos, las semillas, el agua, los saberes… Ellos dicen que la nueva guerra propiamente se hará con los drones. Nosotros queremos hacer el amor con los drones. Nuestra insurrección es la paz, el afecto total. Ellos dicen crisis. Nosotros decimos revolución.
   
Traducción: Cesar Altamira.