lunes, 3 de septiembre de 2012

A dónde va el movimiento estudiantil chileno


Santiago Arcos (Chil-Ar)


“¡Que broten mil flores en el terreno que la destrucción capitalista pretende minar! ¡Que mil máquinas de vida, de arte, de solidaridad y de acción barran la arrogancia estúpida y esclerótica de las viejas organizaciones! Qué im­porta si el movimiento tropieza con su propia inmadurez, con su «espontaneismo» - al final su potencia de expresión se verá reforzada. Sin darse cuenta siquiera, y pese a la amplitud de los movimientos moleculares que le agitan, las líneas de cris­talización organizativa que se ponen en marcha se orientan en el sentido de las nuevas subjetividades colectivas.”[1]




Los días recién pasados  las calles de Santiago de Chile vieron, nuevamente, desfilar a más de 100 mil estudiantes de escuelas secundarias y de universidades públicas y privadas, aunados en una nueva marea humana que lucha contra el lucro en la educación chilena, y lo que es más importante por la gratuidad de la educación, como una consigna anticapitalista que no puede ser recuperada por el  gobierno de turno.
Pero, cuales son las características que vienen a hacer la diferencia entre estas movilizaciones y las del año pasado? Las ocupaciones de los liceos de enseñanza secundaria han vuelto a ser la vanguardia de esta lucha, estableciendo instituciones del común, auto-enseñanza, gestión y administración, en algunos casos de sus establecimientos, asambleas que funcionan para el gobierno de sí mismos como una comunidad en lucha pero que se mantiene con el correr del tiempo, todas prácticas que van conformando en la subjetividad de los sublevados una nueva manera de vivir, vivir y convivir en común.
Desde las asambleas de los estudiantes secundarios vemos la voluntad del común de establecer un welfare universal, por lo menos en lo que a educación se refiere, estableciendo un programa de lucha que contempla la administración por la comunidad de la enseñanza, desde la escuela primaria hasta la universidad. Esta propuesta también contempla la gestión por las comunidades de los programas de educación, estableciendo por primera vez, desde las primeras luchas estudiantiles (año 2001 y 2006), conscientemente su anticapitlismo, o proponiendo Consejos Escolares Resolutivos por comuna (división territorial administrativa), todas estas propuestas conllevan, además, un proyecto social intrínseco, los estudiantes secundarios chilenos han comenzado a comprender que dentro del capitalismo no conseguirán nada, y es por eso que se plantean un cambio estructural de la sociedad en su conjunto.
Dentro de este marco existen dos organizaciones de estudiantes secundarios, que si bien marchan juntos, difieren en cuanto a lo que hemos llamado el programa. La ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios) y que es la que ha llevado adelante una política de asambleas y de gestión del común a partir del deseo de los estudiantes. Estableciendo una propuesta de gratuidad en todos los niveles de la educación y de gestión, control y administración comunitaria de esta, buscando a otros sectores de la sociedad para, en la política de lo social contra lo político, establecer una alianza que vaya conformando un agenciamiento mayor, abierto a la potencia de sus capacidades de organización. “Todo esto no para evitar la violencia, sino para llegar al enfrentamiento violento organizado y capaz de reunir a la sociedad que trabaja, a la sociedad que sufre, en la lucha.”[2]
Por otro lado existe la Cones (Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios) que mantiene una orgánica más burocrática y controlada por el Partido Comunista, con una propuesta más bien asistencialista y cuya base es mayoritariamente militante de las Juventudes Comunistas.
Del lado de los estudiantes universitarios, que en este caso son el vagón de cola de las movilizaciones y del “programa” secundario, tenemos una orgánica anquilosada en su burocracia y controlada, aun mayoritariamente, por los partidos, y por ende con intereses corporativos que muchas veces son contrarios a las bases universitarias. Es así como las nuevas dirigencias universitarias no hacen más que buscar los ángulos a través de los cuales puedan negociar con el gobierno, a través del medir fuerzas y llevar nuevamente al camino de la institucionalidad la discusión, no buscando derrotar al gobierno, sino que en el camino de la negociación ofrecerse a resguardar el orden en las marchas, coordinándose con la policía, para que el enfrentamiento no se produzca.[3]
La Fech, ahora comandada por Gabriel Boric, militante de Izquierda Autónoma, no es la excepción a la regla, mantiene la misma política de marchas multitudinarias, que en su origen son decididas entre las cuatro paredes de los consejos de la Confederación de Estudiantes de Chile (entidad que aglutina a todas las federaciones de universidades públicas y ahora también algunas privadas), arreando la fuerza de la movilización hacia las políticas que mantiene Izquierda Autónoma: “Estamos en la apuesta por constituirnos como un referente nacional, como una nueva alternativa política que dé cuenta del malestar que existe en las calles y que no se siente representado por el eje derecha-Concertación”[4]…La lectura que podemos hacer de esa frase “referente nacional” es la de constituirse en un movimiento hegemónico con “vocación de poder”[5]  y que se transforme en el director del poder constituyente del común, expropiando al mismo tiempo dicha constitución del común, en otras palabras es un ofrecimiento para gobernar y administrar de mejor manera los recursos que el capitalismo cognitivo ha destinado para la educación de la fuerza de trabajo y al mismo tiempo convertirse en los “representantes” del común.
Boric, ha sostenido en reiteradas ocasiones que “lo que  nosotros tenemos que hacer es crear poder popular y fortalecer el tejido social chileno”[6], manteniendo de que es la vanguardia, o el partido quienes “recomponen” al movimiento social, Izquierda Autónoma, al igual que el Partido Comunista busca dirigir el movimiento social para entramparlo en su itinerario político, cosa que en el Chile subsumido no es difícil de lograr, además de buscar una constante de dialogo con la institucionalidad, “debemos construir nuestras propias propuestas para presentárselas a la institucionalidad”[7], buscando un espacio para insertarse en el dialogo con los poderes del estado, sin pasar por el dialogo con las asambleas de estudiantes, y de este modo transformarse en un ente político capaz de referirse a sí mismo como alternativa de poder ante el estado.
Cabe señalar que el movimiento, al dia de hoy, ha logrado sortear a las direcciones y mantener la lógica de sus propios derroteros, manteniendo una forma de politización que combina dos elementos, el que mantiene que es el Estado el garante institucional y otro que avanza en la constitución de una nueva forma de sociabilizar la protesta por medio de las asambleas.
Es evidente que la corriente estatista y burocrática de las izquierdas presentes en la Confech hasta ahora han conseguido por arte de magia colocar sus propuestas, a sabiendas del fuerte  rechazo a los partidos, que viene desde las bases estudiantiles. Han logrado trasvestir la indignación y las posibilidades del movimiento desde abajo en una “autonomía” totalmente desfigurada, que solo se mantiene en el discurso para desdoblarse en las practicas llevando en, esa dinámica, al movimiento a un acuerdo con el Estado. En este “método” tratan de conformar la reconstitución de organismos partididarios, cosa que algunos, como Izquierda Autónoma, no declaran abiertamente, ya que las bases han mostrado una fuerte y abierta aversión a los aparatos partidarios, y la otra es el estatismo como solución a los problemas estratégicos.
En la política del Confech lo que esta en juego es como desvirtuar y negociar con la autonomía estudiantil, negociando entre sus componentes, la totalidad de sus miembros pertenece a la alianza PC-Concertación, y la otra mitad esta compuesta por grupos anarquistas, trotskistas, ciertos grupos que se reclaman, aun, del maoísmo o de cualquier otra corriente estalinista y otros de raíz guevarista, y una corriente “autonmista” que supedita lo social a lo politico, en este sector tenemos a los colectivos Praxis, Izquierda Autónoma, Autonomistas, Arrebol, Fenapo e Igualdad, a quienes se suman la Organización Comunista Libertaria con su frente del FEL; todos tratando de capitalizar lo social. Dentro de este panorama se ha ido dando el fortalecimiento de un ámbito autónomo, que se ha ido constituyendo desde la base de las asambleas, en la democracia, abriendo, asi, un eje de experimentación del hacer, desde los propios cuerpos, desde el deseo de los sujetos sublevados.
Hoy se abre una posibilidad, que la movilización estudiantil, con sus ocupaciones, con sus asambleas, con la practica de un elan común, plantea el despliegue de la imaginación, de la innovación, de la colaboración en torno a las luchas, acallando las banderas partidarias y sus sectarismos.
Tenemos entonces entre los estudiantes, y en la sociedad chilena en su conjunto, basta mirar los movimientos de pobladores de Aysen, Freirina, los  pescadores artesanales, las comunidades que se oponen a la megamineria, a las termoeléctricas y a la destrucción del medio ambiente , una enorme potencia que los partidos y los grupos que dicen que “no son” buscan dirigir y “acarrear” y una multitud que ya no teme sublevarse, dispuesta a gestionar desde si misma, desde su deseo,  y proyectar junto al colectivo de los que luchan su potencia constituyente en el hacer.
El poder-sobre es el término de la autonomía e instala la interdicción del deseo, la producción de reglas por fuera del sujeto. En nuestro concepto somos nosotros, el común, personas, seres humanos, quienes organizamos la potencia y la proyectamos en la colaboración del hacer, del producir para transformar. Y en ese despliegue reconocernos como sujetos.
En el estudiantado chileno, así como en ciertos sectores de la sociedad que han iniciado su proceso de constitución hay, hoy en dia, la riqueza del común, de la potencia que rompe con todo lo viejo buscando destruir el orden de cosas actuales, constituyendo las nuevas instituciones del común en la práctica cotidiana.
Los estudiantes chilenos, asi como los canadienses, mexicanos, o las multitudes que poblaron Tahrir, Syntagma, Sol, y que ahora pululan por los barrios de sus ciudades como esporas de subversión, nos proponen que busquemos en esa potencia las herramientas para trazar los mapas de las luchas, y las asociaciones que el común construye en torno a ellas, haciendo, porque nada esta hecho, ni preconcebido



[1] Toni Negri, Felix Guattari, Las verdades nómades & general intellect, podes constituyente, comunismo. Edit.Akal, Madrid 1999, pag.73.
[2] Toni Negri, Conversación de Toni Negri con los estudiantes en Casa Central, Univ de Chile, Santiago, Chile, Octubre 2011.
[3] http://www.emol.com/noticias/nacional/2012/08/24/557328/confech.html
[4] Entrevista a Gabriel Boric, presidente de la Federacion de estudiantes de la Universidad de Chile, militante de izquierda Autonoma. Radio Universidad de Chile. Diciembre 11, 2011. http://radio.uchile.cl/noticias/133054/
[5] Ídem.
[6] Gabriel Boric en http://vistasdepunto.blogspot.com junio 27 2012
[7] Idem.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.