Patrick
Cuninghame (Mex)
La institucionalización ha sido
históricamente y sigue siendo actualmente una de las formas más eficaces
utilizadas por el capitalismo para dividir, cooptar, reprimir y marginalizar
las luchas sociales radicalmente anti-capitalistas. En México esta estrategia
estatal en el pasado ha tomado la forma del “plomo o plata” dirigida hacia la
corrupción y cooptación de los líderes y caudillos de las luchas sociales, no
tanto de sus seguidores, quienes según la lógica autoritaria habría siempre
obedecido y seguido a sus mandos. Hoy existen métodos más sofisticados y
engañosos para persuadir a los rebeldes a regresar a dormir y obedecer. Se
puede y se debe criticar al nuevo movimiento #YoSoy132 por sus varias ingenuidades
políticas y falsas conciencias pero una cosa que ha hecho muy bien ha sido
desnudar la relación intensamente simbiótica entre los medios masivos
corporativos y el sistema político “democrático” capitalista y sus intentos periódicos
a reproducir un consenso a su favor a través de los procedimientos electorales
mediatizados. La Escuela de Frankfurt en los años 30 ya había identificado la
capacidad de los medios masivos y demás ramas de las industrias culturales a
inducir integración, pacificación y falsos consensos como uno de los claves del
control capitalista sobre una clase obrera adormecida, engañada e influida a la
pasividad, la obediencia silenciosa, la resignación y la integración en el
sistema capitalista con sus valores corruptos individualistas y consumistas.
Sin embargo, más allá de estos
mecanismos sociales y cotidianos para garantizar la paz social de la sociedad
capitalista por medio de la narcotización mediática, que representan el fondo
de nuestras luchas sociales, estamos más interesados en las técnicas políticas
del estado capitalista contemporáneo mexicano en institucionalizar las luchas
sociales, así convirtiéndolas en procesos por su integración y consolidación en
lugar de su debilitación y derrota. En fin queremos saber cómo identificar los
mecanismos y procesos de la institucionalización política de las luchas
sociales para evitarlos y superarlos.
Aquí sin duda el lopezobradorismo en
particular y el prdismo y demás formas de la social democracia reformista y
neoliberal “progresista” estilo Lula, liberalismo pseudo-radical y neo-institucional, también de algunos
movimientos sociales o sectores a sus internos, han jugado el papel de los “tontos
útiles” del sistema. Se puede debatir si el lopezobradorismo es mas
“neo-keynesiano conservador” o “neoliberal progresista” pero sin duda ha sido
sumamente eficaz en cooptar casi la totalidad de la izquierda extraparlamentaria
mexicana a luchar día y noche (literalmente durante el plantón postelectoral en
2006) a favor de un capitalismo populista y “bueno” como único alternativo
“realístico” al neoliberalismo tecnocrático, entreguista y desde 2007 abiertamente,
violentamente y masivamente asesino. La situación ha llegado a tal extremo que votar
para AMLO pareció la única forma para parar la guerra absurda de Calderón
contra los narcos que ya ha costado más de 95,000 vidas desde 2007 según el
último informe de la INEGI de agosto de este año.
Pero no solamente la izquierda
histórica, obrera y sindicalista “independiente” parece haber aceptado y
adoptado como suyo el discurso “amoroso”
(o sea hay que aprender amar el capitalismo “bueno” populista para poder acabar
con el capitalismo mafioso) de AMLO. También
el sector de los “nuevos movimientos sociales” con sus valores “posmaterialistas”
y objetivos políticos “poscomunistas”, de antemano el #YoSoy132, objetivamente
han caído en la trampa de la institucionalización. Este movimiento sin duda
rompió la esterilidad de una campaña electoral particularmente aburrida en mayo
de este año cuando desnudó la dependencia no solamente de Peña Nieto pero de
hecho de toda la clase política de su alianza con los medios masivos en general
y con el duopolio (ahora monopolio desde junio) de Televisa y Teleazteca.
Aunque declaró su intención de ampliar y profundizar su lucha contra el
neoliberalismo (hasta se menciono la palabra capitalismo algunas veces) y de
aliarse con movimientos que constituyeron la Otra Campaña en 2006 como el FPDT
de Atenco en su primer Asamblea Interuniversitaria en las Islas de CU a finales
de mayo ( hasta aquí la única vez que ese movimiento practicó la democracia participativa,
directa e incluyente antes de recaer en la democracia representativa, indirecta
y excluyente en todas las demás asambleas interuniversitarias desde entonces)
no ha podido escapar el neo-institucionalismo de su ala derecha protagonizada
por muchos de los académicos de las universidades públicas y privadas y por
buena parte de los estudiantes de las privadas y hasta algunos de las públicas.
A pesar de un sinfín de pruebas de la corrupción irremediable de las actuales
instituciones electorales desde IFE a TEPJF a los mismos partidos políticos,
casi dos meses después del enésimo fraude electoral del 1 de julio se sigue con
la absurda pretensión que las mismas instituciones electorales y políticas fraudulentas
y corruptas van a suicidarse políticamente y declarar las elecciones anuladas.
Mientras tanto algunas coyunturas críticas para la lucha de clases anti-capitalista
han llegado e ido casi sin un esfuerzo serio por parte del 132 y sus
movimientos y redes sociales asociados. Nada mas pensamos en la marcha de los
estudiantes rechazados que este año fue de lo mismo tamaño relativamente
pequeño como todos los años a pesar que el 90% de los aspirantes fueron
excluidos por UNAM y por la cual el 132 no movilizo seriamente, perdido en su obsesión
electoralista, mediática y neo-institucionalista. El 132 sin duda es uno de los
movimientos sociales más importantes en la historia reciente de México y de América
Latina y evidentemente acaba de iniciar sus luchas. Además es un movimiento necesariamente
en conflicto con si mismo, con la presencia de una derecha liberal importante
pero no muy aceptada por su izquierda mayoritaria pero por el momento desplazada
y confundida por el actual enfoque electoralista y legalista. Es un movimiento
que todavía podría volverse radicalmente anti-capitalista mientras mantenga sus
características masivas, pacificas e innovadoras pero no antes de separarse y
alejarse del liberalismo lopezobradorista y neo-institucional.
Es cierto que necesitamos nuevas
instituciones externas al estado capitalista para consolidar los avances en
nuestras luchas antes de poder finalmente derrumbar un sistema pasando por su
peor crisis económica, institucional y de credibilidad en los 500 años de su
historia infame. Los zapatistas ya nos han señalado que la construcción de
tales instituciones revolucionarias y extraestatales desde abajo es factible y
necesaria con la constitución de las JBG y de los Caracoles desde 2003. Tambien
los levantamientos de la multitud en 2011 y 2012 en Medio Oriente, en España,
Grecia, Inglaterra, Chile, Estados Unidos y Quebec y en muchos otros países y
ciudades, nos enseñan que el camino hacia la democracia absoluta no pasa por
las instituciones liberales capitalistas, diseñadas específicamente por la
captura, cooptación e institucionalización de las luchas civiles, obreras y
campesinas anti-capitalistas. Al contrario, pasa desde abajo y por la izquierda
por las instituciones extraestatales, incluyentes, participativas, construidas
y constituidas por nosotros cada día a través de nuestras luchas, al fin la
verdadera forma democrática y la única libre de fraudes y manipulaciones
mediáticas en este o en cualquier país.
Ponencia a
la 5ta Asamblea Nacional Obrera y de Trabajadores de la Ciudad, el Campo, el
Mar y el Aire
Ciudad Juárez, 24-26 de agosto de 2012 (Primera Parte)
Ponencia detonadora para MESA 4: Institucionalización de
la lucha social
Patrick Cuninghame es profesor de la UAM-Xochimilco y
miembro de SITUAM
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