lunes, 2 de abril de 2012


“Edu-factory”: precarización de la producción del conocimiento y alternativas1

Patrick Cuninghame
(Profesor de Sociología, Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, Ciudad de México)

La precarización de las trabajadoras y trabajadores manuales, administrativos y académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) fue, tal vez, la causa principal de la huelga del SITUAM de este año. Sin embargo, el problema quedó irresuelto y parece que este proceso va a continuar a provocar malestar y tensión entre los trabajadores de esa
Universidad hasta que se resuelva, probablemente, tras otra huelga o en la forma de conflicto industrial, en un futuro no tan lejano. Pero, ¿qué es exactamente la precarización en la universidad?, ¿cuáles son sus formas principales?, ¿cómo se podría combatir de manera eficaz? En un intento por responder a estas preguntas, la presente ponencia parte del preconcepto propuesto por la lista de discusión internacional “Edu-factory”, en el sentido de que la universidad pública se ha convertido en una “fábrica” privatizada, flexibilizada y globalizada para la producción y difusión del conocimiento en la forma más intensiva y competitiva posible, cada vez más ligada a las exigencias de la iniciativa privada y del “mercado libre”. En cuanto a la investigación, la universidad pública se vincula más estrechamente con las fundaciones y centros de investigación del sector privado. Estos desarrollos son cruciales en la transición actual del capitalismo industrial al capitalismo cognitivo, que Vercellone (2008) define como: “[…][U]n sistema de acumulación en que el valor productivo de los profesionales y del trabajo científico se convierte en dominante, y el juego central de la valorización del capital se relaciona directamente con el control y transformación del conocimiento en mercancías ficticias”.2 Como el sector de la educación superior es clave para la creación de plusvalía en el capitalismo cognitivo, en el cual la producción y difusión estratégica del conocimiento es central, se lleva a cabo hoy una lucha crítica, tanto contra la privatización y transnacionalización de este sector como contra la precarización de su fuerza de trabajo. Sin embargo, debido a la naturaleza altamente flexibilizada, segmentada y jerarquizada de esta fuerza de trabajo, dicho conflicto exige la invención de nuevas formas de lucha que podrían ser más eficaces en crear y mantener la unidad necesaria para ganar y para imponer una presión más efectiva sobre la administración de las universidades públicas que la huelga extendida del movimiento sindical histórico.

Antes de entrar en el análisis de estos temas, se describen brevemente los objetivos y puntos de debate de la lista internacional de discusión sobre la universidad, “Edu-factory” (literalmente “fábrica de educación”), y que se define así:
Antes fue la fábrica, ahora es la universidad. Donde una vez la fábrica era un sitio paradigmático de la lucha entre los trabajadores y los capitalistas, ahora la universidad es un espacio clave de conflicto, donde la propiedad del conocimiento, la reproducción de la fuerza de trabajo, y la creación de estratificaciones sociales y culturales están todas en juego. Es decir, la universidad no es solamente una institución más, sujeta a controles soberanos y gubernamentales, sino un sitio crucial, en el cual las luchas sociales más amplias se ganan o pierden (Edu-factory Collective, 2006).
Por supuesto, hay un sinfín de listas de discusión sobre la universidad pero creo que ésta ha podido generar una teorización muy fecunda sobre los procesos de cambio, crisis y conflicto que afectan a la universidad pública y su producción y difusión jerarquizada del conocimiento. Por lo tanto, podría aportar al análisis de la huelga del SITUAM y de la crisis en la educación superior en el contexto local, nacional y global. En resumen, la lista surgió en el año 2006 como reacción por parte de una red global de académicos, investigadores, estudiantes y activistas políticos y, principalmente, aunque no de manera exclusiva, anglófonos (por ejemplo, han sido claves las intervenciones de Argentina, China, Francia, India e Italia), a la difusión del modelo angloamericano de la “universidad global corporativa” en sus dos versiones: la universidad pública, reestructurada, parcialmente privatizada y obligada legalmente por el Estado neoliberal a convertirse en una empresa del conocimiento que privilegia los intereses de la iniciativa privada sobre las necesidades de la sociedad y, por otra parte, el auge de la universidad privada transnacional (como aquí la Universidad del Valle de México que, por cierto, acaba de despedir 30 académicos que
intentaban fundar un sindicato independiente) que ofrece licenciaturas rápidas y altamente especializadas con el propósito de formar cuadros profesionales neoliberales e integrarlos eficientemente en un mercado de trabajo inseguro, segmentado, competitivo y exclusivo. Sin embargo, la lista ha tratado de evitar la trampa de ser nostálgicamente defensiva del modelo pasado de la universidad pública keynesiana como promotor de la cultura nacional y de la educación masiva:
[L]a mercantilización y realización de una “universidad global” […] no son los resultados de una imposición unilateral. Se trata de procesos basados en las relaciones sociales. Es decir, las relaciones de fuerza. No es útil oponerse a este proceso en nombre del pasado, porque nosotros hemos contribuido a la ruptura de ese pasado. Por el contrario, tenemos que transformar estos procesos en un campo de conflicto. Tenemos que enfrentar a estos procesos en una fase avanzada: este es el problema (De Nicola y Roggero, 2008).

Más bien ha tratado de identificar nuevas posibilidades para la resistencia, autonomía y “éxodo”3 en medio de un escenario abrumador de crisis acelerada en la educación superior pública, causada por los continuos recortes en su presupuesto por el Estado neoliberal durante los últimos 30 años y, a su vez, por la precarización estructural de los estudiantes (convertidos en estudiantes-trabajadores con dos trabajos de tiempo completo), de los académicos precarizados obligados a tener varios trabajos para poder sobrevivir (conocidos en EEUU como freeway fliers, es decir, “voladores de las autopistas”) y de los egresados enfrentados por décadas a deudas en países como Estados Unidos e Inglaterra. Porque, finalmente, a pesar de lo que aparece a primera vista como una situación completamente negativa, la cultura del mercado libre y su intento de encerrar el conocimiento con patentes exclusivas, derechos de autor que benefician más a las casas editoriales que a los mismos autores y limitan el acceso al conocimiento, como “Internet Dos” a entrada exclusiva, choca fuertemente con la cultura universitaria autónoma como tiempo y espacio de lo común, de la producción, difusión e utilización del conocimiento a través de la cooperación social.

Sin duda, la universidad ha sido históricamente el lugar de la jerarquización de la fuerza de trabajo y de la formación de élites profesionales, pero este choque actual entre dos culturas institucionales, de manera profunda opuestas, deja grietas y ambigüedades donde pueden florecer iniciativas sorprendentes, por ejemplo, el auge reciente de las radios universitarias mexicanas como espacios críticos, creativos, autogestionados y, a veces, abiertamente antagónicos al poder estatal represivo, como sucedió en la Universidad de Oaxaca durante las movilizaciones de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en el año 2006 y, por supuesto, la misma huelga del SITUAM, en fuerte contraposición a la actual desmovilización del trabajo organizado en México y frente a las iniciativas anti-obreras, como la de la Unión Europea en junio de este año, para aumentar la semana laboral de 40 a 65 horas y criminalizar la inmigración sin papeles.

Las tres figuras de la precariedad

Antes de considerar las distintas formas de precarización en la universidad, intentaré llegar a una definición general de la precarización, desde la perspectiva de la lista. El filósofo político neo-marxista italiano, Toni Negri –influencia importante para algunos miembros de la lista–, acentúa las contradicciones y ambigüedades de la condición de precariedad, que produce un actor heterogéneo con una subjetividad ambivalente y difícil de organizar sindical o políticamente en las formas tradicionales:
Obrero precario es una definición sociológica o económica para referir, ante todo, a una forma de salario. Se trata de un trabajador esencialmente móvil, flexible, que ya no está ligado a un espacio determinado como tampoco a una estructura temporal específica, la jornada laboral de ocho horas. Mientras, desde el punto de vista salarial, del trabajador-masa fordista, a este trabajador flexible lo llamamos precario. Estamos, en términos macroeconómicos, en una situación global, ya no nacional. El inmigrante, por ejemplo, es fundamental dentro de esta figura del precario. […] por un lado, el trabajador precario está mal pagado y en una situación inestable, pero, por otro, alguien puede preferir trabajar así. La figura del precario es sobre todo la del trabajo femenino: hoy, ir a trabajar a la fábrica o a la oficina puede significar no tener hijos, porque si tienes un hijo te echan. Entonces, el trabajador precario es, por ejemplo, una mujer que prefiere quedarse en su casa y trabajar allí según sus tiempos (Negri, 2007).

Así, en términos muy elementales, se puede decir que hay tres formas de la precarización y tres figuras precarias principales:
1) la precarización manual, que ha visto la eliminación de los más básicos derechos de trabajo, y está representada en la figura de la joven trabajadora de la maquiladora en México;
2) la precarización intelectual del “cognitariado”, la nueva clase obrera del “capitalismo cognitivo” que trabaja sobre todo con su cerebro en lo que Lazzarato y Negri (1991) llaman el “trabajo inmaterial”, especialmente el trabajo con base en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC);
3) la figura que queda abajo de la pirámide de la precarización, el inmigrante; la forma y figura más precaria de todas, por lo menos a su llegada clandestina a EEUU, la Unión Europea o Japón, un tipo de neo-esclavo, criminalizado e invisibilizado. Pero se ha visto que esta definición tripartita es problemática porque muchas veces pueden ser las tres figuras precarias o ninguna de ellas o existir alguna combinación entre precario manual, intelectual e inmigrante (categoría que incluye la migración interna dentro de un país).

Finalmente, esta definición ignora la figura más precaria de todas, la mujer de la clase obrera, que podría ser, junto con las tres figuras precarias anteriores, un ama de casa o una trabajadora sexual, quien se especializa en el trabajo afectivo; la forma de trabajo más rentable para el neo-capitalismo, según la teoría del trabajo inmaterial-afectivo de Negri, pero la peor pagada de todas o muchas veces no se paga, como el trabajo doméstico, o se labora bajo condiciones peligrosas y estigmatizadas, como el caso de las sexoservidoras. Por tanto, necesitamos una definición más sofisticada de un fenómeno de por sí mucho más complejo de lo que podría aparecer a primera vista, según un grupo informal de trabajadoras informales y activistas políticas de Madrid, “Precarias a la Deriva” (2008):
En general, en el terreno laboral, las tipologías [de precariedad] más útiles tratan de pensar estas distintas posiciones desde el punto de vista de las expresiones de malestar y rebelión. De este modo, podemos ver que, en puestos de trabajo con un contenido repetitivo (las ventas por teléfono, trabajo de limpieza, maquiladoras de textiles), la implicación subjetiva con la tarea realizada es cero y esto da lugar a formas de conflicto de puro rechazo: ausentismo generalizado, deserción, sabotaje... Por otro lado, en trabajos donde el contenido es de tipo profesional (de enfermería a la informática, del trabajo social a la investigación) y, como tal, la implicación subjetiva con la tarea realizada es alta, el conflicto se expresa como crítica: de la organización del trabajo, de la lógica que se le articula, de los fines hacia los cuales se le ha estructurado... Por último, en aquellos trabajos donde el contenido está directamente invisibilizado y/o estigmatizado (los ejemplos más paradigmáticos son el trabajo de limpieza, cuidados en el hogar y el trabajo sexual, especialmente –aunque no solamente– la prostitución callejera), el conflicto se manifiesta como una exigencia de la dignidad y el reconocimiento del valor social de lo que se hace. […] Sin embargo, una y otra tipología comparte un mismo problema: la ubicación del punto de vista exclusivo en el terreno laboral convierte nuestro punto de vista en miope a las conflictos micros y macros que se dan en y contra la precarización de la existencia en el paso entre el trabajo y el no trabajo, generando corto circuitos en el intrincado sistema de conexiones de la sociedad red.

Formas de precarización en la universidad

Ahora, volviendo a la cuestión principal de la precarización del trabajo en la universidad, se ha identificado a este proceso como uno de los aspectos centrales de la evolución o, más bien, involución actual de la universidad global neoliberal del modelo angloamericano, posfordista o “post-estado benefactor”, como lo llama Williams (2006) en referencia a
la comercialización de lo que fue una vez la “universidad del estado benefactor” (welfare state university) en Estados Unidos desde 1980:
[L]a universidad fue parte de la desfinanciación (defunding) estratégica del estado de bienestar desde la era de Reagan en adelante, y las universidades han llegado a funcionar más como entidades privadas autónomas que públicas subvencionadas. […] Destacan tres, en particular, como salidas del modelo del estado de bienestar. En primer lugar, la producción de bienes directamente comercializables (aunque se llaman “saberes”), […] que permite a las universidades mantener las patentes y, por lo tanto, sacar provecho de ellas. […] En segundo lugar, el aumento exponencial del costo de las colegiaturas lleva a ver a la educación superior como un servicio más que requiere consumidores. […] Y en tercer lugar, la precarización del trabajo, en gran parte mediante el uso de profesores temporales, que ahora, según algunas estimaciones, dan el 60% de los cursos. (Antes, la gran mayoría de los profesores universitarios, se estima entre 80-90%, tenían puestos permanentes.) Sin el amortiguo fiscal del estado, la universidad ha […] interiorizado plenamente los protocolos del libre mercado, de la venta de bienes, el servicio de los consumidores y la reducción continua (downsizing) de la mano de obra. Al igual que la mayoría de las demás instituciones sociales, en las dos últimas décadas, la universidad ha sido testigo de la supresión de la herencia del Nuevo Tratado y sus secuelas –sobre todo, la socialización de la enseñanza y el objetivo del pleno empleo. […] Para aquellos que son suficientemente afortunados por tener plazas permanentes, la universidad ha internalizado el protocolo del mercado de la intensificación de la productividad; en las humanidades, a través de la producción en gran parte simbólica de libros y artículos […], así como el consiguiente aumento de presión para el servicio, habida cuenta de que hay menos docentes de tiempo completo para mantener el funcionamiento administrativo de los departamentos, hacer planes de estudio o tomar decisiones sobre recursos humanos (Williams, 2006: 196, 199, 201).

Uno de los aspectos centrales de la precarización del trabajo universitario incluye a trabajadores manuales, administrativos, académicos y estudiantes, quienes realizan un importante trabajo de formación profesional y reproducción laboral sin sueldo; éste es el papel de la precarización en la jerarquización de la universidad y la creciente división entre académicos de planta y académicos precarios, pero también entre los egresados. Vercellone analiza, en el contexto de las luchas en Francia de 2006, el movimiento de egresados, estudiantes y jóvenes contra la propuesta ley del Contrato de Primer Empleo (CPE) que los habría obligado a aceptar recortes sustanciales en los salarios y reducciones significativas en las condiciones laborales de su primer empleo:
En esta configuración, un primer sector [de egresados] se concentra en una aristocracia del trabajo intelectual especializado en las más rentables actividades, que a menudo son, también, parasitarias de la economía del conocimiento. Éstos incluyen los servicios financieros para las empresas, las actividades de investigación dirigidas a la obtención de patentes, asesores jurídicos especializados en la defensa de los derechos de propiedad intelectual, etc. Este sector del cognitariado (que también se podría caracterizar como funcionarios de la renta capitalista) está bien remunerado y tiene sus competencias plenamente reconocidas. Su remuneración se integra cada vez más en la participación de los dividendos del capital financiero y los trabajadores afectados se benefician de las formas de protección ofrecidas por el sistema de fondos de pensiones y seguros de salud privados. […] En cuanto al segundo sector, éste comprende una fuerza de trabajo cuyos títulos no son reconocidos. Los trabajadores de esta categoría, por lo tanto, terminan experimentando un fenómeno de declassement –es decir, una desvalorización de sus condiciones de remuneración y de empleo si se comparan con las competencias desempeñadas en sus actividades profesionales.
Este sector no sólo debe proporcionar las funciones neo-tayloristas para los sectores tradicionales y los nuevos servicios normalizados, también (y sobre todo) ocupa los puestos de trabajo más precarios en la nueva división cognitiva del trabajo. […] Este proceso de precarización se concentró, en su mayor parte, en dos categorías centrales de la intelectualidad difusa: las mujeres y los jóvenes (la mayoría de ellos graduados universitarios). De hecho, la precariedad como la norma en las relaciones laborales […] [t]ambién es muy frecuente en la mayoría de los sectores de la producción intensiva del conocimiento, como la enseñanza y la investigación, donde el porcentaje de jóvenes trabajadores precarios se encuentra entre los más altos. […] En este contexto, se entiende por qué el movimiento de los estudiantes y jóvenes precarios [fue] el motor de un poderoso proceso de recomposición social e intergeneracional que se [amplió] en todo el territorio nacional [de Francia] (Vercellone, 2008).

Resistencia a la precarización: problemas y propuestas

Como ya mencioné, los miembros de la lista se han resistido a la idea del regreso a un pasado keynesiano mistificado, al fin contestado y rechazado en los años sesenta y setenta por los nuevos movimientos sociales a nivel global, como solución a la privatización y transnacionalización de la educación superior y la precarización del trabajo universitario. Entonces, ¿cuáles son las posibles soluciones y estrategias alternativas de lucha no sólo de resistencia, sobre todo de contrapropuesta, ofrecidas por la lista Edu-factory? Las ofrezco no como prescripciones, más bien como ejemplos de nuevas formas de lucha –en el contexto de la precarización de la producción del conocimiento en la universidad, en diferentes partes del mundo– que podrían aportar a la discusión sobre la necesidad de intensificar las luchas contra todas las formas de precarización del trabajo, aquí en México.
La propuesta alternativa principal de la lista ha sido la creación, en sentido alterglobalista, de una “Universidad Autónoma Global” (UAG), basada en la práctica autónoma de la auto-educación comunitaria e inicialmente organizada como una red mundial de académicos, trabajadores educativos, estudiantes y activistas contra la imposición del modelo de la universidad neoliberal global. Una iniciativa parecida en México podría ser la Universidad de la Tierra en Chiapas promovida por las Juntas de Buen Gobierno zapatistas que plantean la enseñanza e investigación de “otro conocimiento” y “otros saberes” producidos por (y adaptados al uso de) las comunidades zapatistas:
[L]a UAG pretende transmitir el virus de la no-cooperación [con los procesos globales neoliberales de privatización, transnacionalización y precarización] a todas las universidades. […] Las distintas iniciativas de auto-educación y movimientos en las fronteras de la universidad y dentro de ella se pueden leer como actos de no-cooperación con la institucionalización de un nuevo orden de conocimiento. Este nuevo orden de conocimiento explota a los estudiantes, a los profesores y sus conocimientos con fines de lucro y de control. Estos actos resisten el debilitamiento y esclavización de los productores de conocimiento y tratan de liberar el conocimiento de las garras de los altos funcionarios, gerentes y rentistas (Ashram, 2008). Sin embargo, ya se han criticado las limitaciones de esta iniciativa, como lo hace esta aportación a la lista por parte de una teórica australiana:
No es, por tanto, necesario para alguien declarar el surgimiento de lo que podría llamarse universidad autónoma o universidad global, y mucho menos otorgarle el reconocimiento desde el punto de vista de la universidad […]. En cierto sentido, ya se está formando, y no solamente una sino muchas [universidades autónomas globales]. Las Internet también están divididas por conflictos en torno a cómo el valor [de los nuevos conocimientos] podría ser reconocido, medido y comparado. […] No han presentado una resolución a estas preguntas, pero son las formas de éxodo y retiro que existen en la actualidad. Y son formas de escape que han ampliado las tensiones que se viven bajo el epígrafe de la precariedad, de la indistinción entre vida y trabajo y, por ende, del público y privado y sus consecuencias, para mejor o peor (Mitropoulos, 2008).

En algunos lugares ya se auto-organiza de manera autónoma el trabajo académico precario, por ejemplo, en Roma, Italia, existe una fuerte tradición de auto-organización sindical, laboral y estudiantil tanto en la universidad como en la ciudad desde los años sesenta:
La Red para la Auto-Educación es un laboratorio político de estudiantes e investigadores precarios de varias facultades, tanto científicas como humanistas. De hecho, la Red es un dispositivo que corta y cruza las fronteras entre las disciplinas universitarias, la división entre enseñanza e investigación, y la frontera entre la educación y la producción metropolitana. Este tipo de autoeducación es una nueva forma de organización política, un esfuerzo colectivo en el cual la teoría vive dentro de la praxis. Se acerca a las luchas en torno a la producción de conocimiento (como aquéllas sobre la calidad y el control de los flujos de conocimiento), como un campo estratégico de conflicto para la fuerza de trabajo cognitivo (Rete per l’Autoformazione, Rome, 2007).

Finalmente, y en referencia a la creciente crisis de la universidad pública, inmiscuida en la crisis de la educación pública y del mismo concepto y práctica de la educación frente a la inestabilidad epistemológica y el ritmo impresionante de innovaciones tecnológicas y científicas de nuestra época, Vercellone (2008) plantea en la lista que:
Lo cierto es que la solución a esta crisis no se logrará a través de un retorno al modelo fordista de la reglamentación del trabajo, como lo ha propuesto en una variedad de formas la mayoría de la izquierda francesa (desde los socialistas hasta los trotskistas). El principal problema que la lucha de los estudiantes y trabajadores precarios plantea (en Francia y en toda Europa) es la necesidad de la elaboración de nuevos derechos laborales y un sistema de protección social capaz de conciliar el ingreso seguro con la movilidad laboral. Esto debe hacerse de una manera que favorezca la movilidad deseada en lugar de la impuesta por los empleadores. Los sistemas de bienestar de los países nórdicos, también los de muchos países de la que, ya cuentan con algunos de los requisitos previos para que este modelo alternativo de regulación pueda ser construido, con la condición de que exista un retorno a la dinámica de la descomercialización (de-marketification) de la economía por medio de reforzar la libertad efectiva de los particulares a través del mercado de trabajo.
Otro reclamo relacionado con este último podría ser el de la “flexiguridad”, es decir, la combinación de la flexibilidad y movilidad deseadas por muchos sectores –tanto de la fuerza de trabajo académico como de la general– con la seguridad contractual a través de la fraccionalización, es decir, que en lugar de trabajar como empleado parcial uno podría trabajar con todas las prestaciones y beneficios de 0.5 o 0.8 etc. (dependiendo del número de horas trabajadas por semana, por supuesto incluyendo el tiempo necesario para la preparación de clases, en el caso de los académicos) de un tiempo completo. La fraccionalización de todos los profesores temporales y precarios en la educación continua y superior es un reclamo del más grande sindicato nacional inglés del sector4.

En conclusión, las listas de discusión en Internet, como EduFactory, permiten a activistas, académicos, estudiantes y trabajadores precarios de distintas partes del mundo ponerse en contacto permanente para repensar la producción y difusión del conocimiento y el papel de la universidad pública, para formular alternativas válidas a las iniciativas de privatización, que encierran la transnacionalización y la precarización que quiere imponer el capitalismo cognitivo.





Notas

1 Ponencia para Mesa 3: “Precariedad del trabajo universitario y conflicto en las instituciones de educación superior” en el coloquio “Los Retos del Sindicalismo Universitario frente a la Precarización del Trabajo en las Instituciones de Educación Superior” y el II Encuentro Internacional sobre Trabajo Precario, México, D. F., 11-13 de agosto de  2008 y  publicado por  primera  vez  en  Bajo el  Volcán,  Vol. 7, Núm. 13, 2008,  
pp. 11-24.
2 Todas las traducciones de inglés al español son del autor, quien acepta la responsabilidad por cualquier error.
3 “Deberíamos concebir este éxodo, por lo tanto, como una retirada activa o una partida fundadora, que repulsa el actual orden social y construye una alternativa” (Hardt, 1996).
4 National Association of Teachers in Higher & Further Education (NATFHE/ Asociación Nacional de Maestros en la Educación Superior y Continua.

Bibliografía

Ashram, Vidya, “Autonomous Global University”, Edu-factory (sitio web), 06 de febrero 2008: http://www.edu-factory.org/
De Nicola, Alberto y Gigi Roggero, “Eight Theses on University, Hierarchization and Institutions of the Common”, Edu-factory, 05 de enero de 2008, Edu-factory, 2006: http://www.edu-factory.org/index.php?option=com_ content&task=view&id=5&Itemid=6
Hardt, Michael, “El Laboratorio Italiano”, Autonomía Social (sitio web), 1996: http://usuarios.lycos.es/pete_baumann/index-81.html
Lazzarato, Mauricio y Antonio Negri, “Trabajo inmaterial y subjetividad”, Futuro Anterior, núm. 7, 1991.
Mitropoulos, Angela, “Difference and indifference. Part one: hierarchy and equality”, Edu-factory, 5 de enero de 2008: http://www.edu-factory.org/
Negri, Antonio. “El regreso de la política: Toni Negri” (entrevista a Toni Negri por Mariana Canavese y Bruno Fornillo), La Coca Loca Company (sitio web), 12 de diciembre de 2007: http://lacocalocacompany.blogcindario.com
Precarias a la deriva, “Precarious Lexicon”, Sindominio (sitio web), 2008: http:// www.sindominio.net/karakola/precarias/lexicon.htm
Rete per l’autoformazione Rome. “Network for Self-Education - Who we are (Rome)”, Edu-factory, 01 de marzo de 2007: http://www.edu-factory.org/
Vercellone, Carlo, “Cognitive capitalism and models for the regulation of the wage relation: Some lessons from the anti-CPE movement”, Edu-factory, 18 de abril de 2007: http://www.edu-factory.org/
Williams, Jeffrey J., “The Post-Welfare State University”, American Literary History, vol. 18, núm. 1, Spring 2006, pp. 190-216.

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